03 Feb Cosas de camareros
Esa chica que te sirve un café todas las mañanas en la cafetería de siempre, ese camarero ya entrado en años que te pone delante la media tostada con jamón y tomate a la hora del almuerzo, en el bar que hay frente a la oficina y al que saludas desde hace quince años, ese barman que mezcla con mimo una ginebra con tónica en el pub favorito de tu pareja, la camarera con la que te cruzas al salir de casa por las mañanas y que siempre te saluda mientras pasa con la bandeja en equilibrio, camino de la terraza de su barecito, todos ellos y tantos como ellos, conforman un gremio de profesionales de la hostelería que pertenecen a nuestras vidas de un modo especial, a veces entrañable, ya sea cuando son habituales como cuando son ocasionales. El camarero, utilizando el masculino como genérico, ese ese chico, esa chica, ese hombre o mujer que dedica su esfuerzo a atendernos, a agradarnos, poner una sonrisa para nosotros, sus clientes. Son parte del paisanaje de cualquier ciudad española, también en otro países, por supuesto, pero aquí, en el nuestro, hemos de reconocer que tienen una relevancia sobresaliente. Somos una cultura extrovertida, social, de barra, caña, cafelito, cubalibre, de un bar en cada esquina. En la cafetería, en el bar, en el restaurante, se conversa, se lee, se ama, se ríe, se llora, se habla, se escucha, nos relacionamos con nuestros amigos, con nuestra familia, con nuestros clientes, con todo el mundo.
Es por ello que los camareros tienen acceso a una parte no desdeñable de nuestras vidas, a veces incluso de nuestra intimidad. Ellas y ellos ven y escuchan, nos atienden profesionalmente, pero también a veces se acercan de una forma más personal, pues al fin y al cabo son personas. Durante esas largar jornadas detrás de la barra o atendiendo las mesas, son espectadores y también actores de escenas variopintas. Aquella pareja que acaba de entrar en el bar, acaramelados, y que se hacen arrumacos junto a la barra, muy acalorados, y de repente ella le pregunta a él: ¿Cómo me has dicho que te llamas?, mientras el barman friega unos vasos junto a ellos, disimulando una sonrisa divertida; ese caballero ya mayor que pide un café y mucha conversación y al que siempre hay que dar la razón para que no se moleste; la que viene unos días de mala cara y agradece una simple pregunta como es ¿se encuentra usted bien?; la psicología, la mano izquierda, la profesionalidad en la atención, son aptitudes esenciales en esa profesión que nos acompaña a lo largo de nuestra vida social, invisible muchas veces, visible cuando debe serlo.
Hace poco descubrimos infinidad de buenas anécdotas y agudas apreciaciones sobre camareros y camareras, columna vertebral de la hostelería, en el maravilloso libro gráfico de Sergi Moreso, un libro de viñetas humorísticas ‘El típico bar. Si el camarero hablase…’ (Lunwerg Editores) donde uno puede reír y emocionarse con múltiples situaciones extraídas de la mas pura realidad, sin ficción.
Hoy nos ha apetecido hacer mención del libro y hablar de esas “cosas de camareros”. Al fin y al cabo, ellos y ellas son los destinatarios de nuestro calzado de hostelería. Fabricamos para ellos, lo mejor que sabemos, calzado cómodo para trabajar como camarero, entre otras profesiones. Intentamos darles la comodidad que necesitan y el diseño y distinción que merecen para poder realizar su trabajo con confort y con estilo.
Y creemos que, la mayor parte de las veces, lo conseguimos.
Gracias a todos los que confían en nosotros y nuestro calzado de hostelería.